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Las fases de la Luna en Astrología

Nuestro ojo moderno está pobremente entrenado para mirar el cielo a simple vista. Aunque teóricamente sabemos que en una noche despejada podemos divisar hasta Júpiter sin telescopio, la mayoría de nosotros apenas reconocemos a Venus. Sin embargo, lo que nunca pasa desapercibido a nuestros ojos son el Sol y la Luna, astros que son, al mismo tiempo, las energías básicas de nuestro mapa natal.

Muchos calendarios se imprimen con la información de las fases de la Luna (aunque a veces no sabemos interpretar esos dibujitos), y esto es por varias cuestiones. En primer lugar, porque las ocho fases lunares del ciclo de veintiocho días representan la relación que van teniendo el Sol y la Luna durante ese mes. De hecho, lo que hace la Luna durante la noche es “distribuir” la luz del Sol según la posición angular que separe a los dos planetas.

Por otra parte, la Luna tiene influencia sobre el ritmo de las mareas y hasta sobre la sangre y fluidos de los seres vivos, por lo que tener información sobre las características de la Luna da también pistas para predecir algunos fenómenos atmosféricos y geográficos.

En términos astrológicos, la fase lunar en la que una persona nace permite interpretar las dificultades (o facilidades) que el individuo tendrá para expresar su emocionalidad y para integrar esas emociones con su voluntad conciente (la energía solar). Dane Rudhyar, en su ya clásico The Lunation Cycle (¡la primera edición es de 1967!) ofrece una interesante analogía entre el ciclo lunar y una planta: el comienzo es la Luna Nueva con la semilla que se planta y se prepara para germinar y el final es la Luna Menguante, cuando, luego de la cosecha, los restos de la planta original vuelven a la tierra para transformarse y comenzar un nuevo ciclo.
En astrología, la Luna, por ser el planeta más rápido (dos días y medio en cada signo), tiene contacto mensual con todos los puntos de nuestra carta, y los ciclos que va completando con el Sol reflejan la manera en la que se desenvuelve nuestro camino vital, por lo que la observación de las fases de la Luna, tanto la natal como la progresada y hasta la de tránsitos, nos aporta información también para la práctica predictiva.


Antiguamente, por ejemplo, era un presagio ominoso el de nacer durante una Luna Nueva. Hoy en día, inclusive, se verifican muchos más problemas en bebés nacidos en Luna Nueva y aumenta la cantidad de abortos espontáneos durante esos días. El Sol y la Luna en conjunción anulan la capacidad de emisión de luz. Hay una gran concentración de energía, pero no la vemos.

Para la persona que nace en Luna Nueva, es difícil discernir entre qué quiero (Sol) y qué necesito (Luna), y a veces hay una identificación demasiado literal con los padres. Es por eso que los nacidos en Luna Nueva hacen un trabajo interno de re-creación individual. Son personas que se inventan a sí mismas con una fuerza que a veces los sorprende a ellos mismos, porque se vuelven independientes y autosuficientes a pesar de sus inseguridades. En términos mundanos, la Luna Nueva es también el momento de nuevos comienzos. Una vez por mes, cada uno de nosotros tenemos la oportunidad de empezar de nuevo en el ámbito del signo y casa en la que se haga la Luna Nueva de ese mes en nuestras cartas. Eso que proyectamos durante una Luna Nueva no será visto de inmediato: recién estamos plantando, falta aún para la cosecha.

Los nacidos durante la Luna Creciente son personas con el desafío de fortalecerse para horadar la tierra donde ha sido plantada la semilla y lograr ver la superficie. Son gente con fuerza para luchar, a quienes la vida les da muchas oportunidades para enfrentar desafíos. A diferencia de los nacidos en Luna Nueva, ellos no parecen ser dueños o autores del proyecto, sino jugadores o soldados de la “primera línea de fuego” que deben abrir caminos con objetivos que no les parecen claros. Muchas veces se atan al pasado como un espacio de confort o seguridad, les cuesta irse de la casa de sus padres, rechazan las aventuras y, sin embargo, las viven incluso a pesar de ellos mismos.

La Luna de Cuarto Creciente obliga a la acción: la planta está firme en la tierra, pero ahora ha brotado y crece hacia el cielo. A pesar del miedo al futuro, las personas nacidas bajo el cuarto creciente son activas e independientes, pioneras que pueden resolver problemas inesperados con rapidez. De hecho, son gente que no disfrutan de momentos calmos y muchas veces crean problemas cuando no los hay. Una oficina ruidosa, una sala de emergencias, ésos son los ámbitos de la Luna en Cuarto Creciente.

Quienes nacen bajo la Luna Gibosa Creciente ven salir los capullos del fruto de la planta. Después de tanta lucha, han encontrado un lugar en el mundo, un punto de anclaje a partir del cual pueden refinar o retocar aspectos, dejando de lado aquellos superfluo, pero los cambios radicales son rechazados y el mayor miedo es el de tener que volver al punto de partida. Por eso, quienes nacen durante esta fase lunar son personas fundamentalmente perfeccionistas y analíticas, interpretando y corrigiendo lo que otros han creado.

La Luna Llena, con la oposición Sol-Luna, es otra etapa de crisis: la flor se abre, es el momento de evaluar por primera vez el fruto del trabajo duro. Nacer bajo la Luna Llena implica haber completado una etapa de construcción personal y buscar, ahora, el vínculo con otro para continuar el crecimiento. En general, son personas que idealizan la pareja y las relaciones interpersonales, pues creen que el otro ha hecho un camino igual al propio y es duro para ellos encontrarse con relaciones que los obligan a la dependencia.

Pasada la Luna Llena, la Luna Gibosa Menguante ve cómo la flor da paso al fruto, a la cosecha, y busca ofrecerlo a los demás. Son personas que buscan transmitir experiencias y mensajes. Muchas veces son profesores o comunicadores, gente que quiere estar rodeada de otras personas y que sufre cuando no es escuchada o sus palabras no son consideradas.

El Cuarto Menguante representa el final de la abundancia. Muchos lo asocian con la crisis de los 40, cuando todo aquello por lo que habían luchado, en lo que habíans creído, parece ahora una infancia lejana y romántica. A pesar de los miedos y la dificultad para soltar lo viejo, las cartas deben volver a barajarse, deben encontrar un nuevo proyecto para construir y poner en práctica. Para quienes nacen en esta fase lunar, hay un reajuste constante y es difícil generar objetivos, pues éstos parecen fútiles o poco apasionantes. Necesitan de la ayuda de otros para lograr una orientación en la vida, alguien que los acompañe a la última fase de la luna que de paso al nuevo comienzo.

La Luna Menguante es el puente entre el pasado y el futuro. Algunos astrólogos consideran que los nacidos durante esta fase lunar son gente con fuerte carga kármica de la que deben desembarazarse para empezar a vivir sus vidas. De cualquier manera, son gente que lleva en su interior la experiencia de todo el ciclo lunar, lo que en la infanta hace que sean señalados como niños diferentes, quizás más taciturnos, de seguro más maduros. Lo mejor es proponerse objetivos cortos en el día a día: completar algo y dejarlo ir es la misión de estas personas. Purgarse de lo que no se necesita para luego iniciar de nuevo un ciclo, saber que el fruto debe pudrirse para abonar la nueva planta que está por nacer.


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